lunes, febrero 27, 2006

Respeto

A pesar de lo mucho que pueda objetar al criterio o las ideas de mi padre -incluso a manera de antagonismo generacional- hay cierta sabiduría innegable en muchas de sus palabras. Una de mis bases morales más valiosas (y socialmente más útiles, por cierto) que le he aprendido es el respeto a la manera de pensar o actuar de otras personas.

Un ejemplo muy claro se dió hace ya varios años durante una cena familiar de su segunda esposa. Por alguna razón un "tío" le propinó un par de buenos zapes (o "soplamocos", como dicen que mi abuelo les apodaba) a uno de sus hijos. Otros "tíos" y "tías" comenzaron a reclamar, algunos de una manera bastante agresiva. Cuando la esposa de mi papá quiso incluírse en el reclamo, él solamente le dijo: "Está mal, pero hay que respetarlo, no nos vamos a meter".

Ésto me da pie a abrir un pequeño paréntesis: Pienso sinceramente que nadie nace sabiendo ser padre o madre. Es un proceso en el cual -idealmente- un padre educa de la mejor manera que puede a sus hijos y siento que tiene derecho a cometer errores. Nadie es infalible ni posee una base de datos con el reglamento o las regulaciones que implica el ser padre. La responsabilidad debe ser actuar como mejor le parezca a uno y tratar de ser íntegro al pensar, hablar y actuar.
No justifico nada. Ni gritos, ni golpes, ni abusos verbales (hasta violaciones verbales, me atrevo a decir). Cuando un padre comete un error, es grave, pero tampoco se puede hacer mucho por enmendar ciertas cosas. Sólo queda aceptar las equivocaciones y disculparse. A quien tenga la oportunidad de ser padre, pienso que debe abrazar la responsabilidad y actuar siempre pensando en el bien (inmediato o ulterior) de los hijos.

Fin del paréntesis.

Ahora, cuando uno observa -por ejemplo- a una chica que no es feliz y de hecho sufre una relación destructiva (se me ocurren muchas causas, pero una de las que personalmente he vivido, es el alcoholismo), a veces es imposible contenerse. Hace poco cometí el error de hacer un par de comentarios al respecto. Ya saben, una de esas mujeres bonitas, inteligentes, con toda la buena vibra... que es pareja de un cuate agradable, también inteligente y bastante culto, pero con el ominoso defecto etílico. La verdad odio ver que una buena persona haga pedazos a otra. Odio esas relaciones codependientes, como la que yo mismo experimenté por cinco años, en las que la propia inseguridad nos impide decidirnos y cambiar, andar un rato -chico o grande- solos por la vida, carentes de dar y recibir amor...
La verdad también me afecta mucho la situación en la que me encuentro desde hace tiempo. Cuando uno está solo y anda buscando alguien con quién compartirse, no puede dejar de decir mentalmente: "Vamos, deja a ese tipo, que estoy seguro que yo te voy a hacer más feliz" y eso está mal. Creo que es mucho más positivo el decir: "Mira, haz lo que tengas que hacer, pero sé feliz". A veces las relaciones pueden ser salvadas, pero a veces se convierten en casos perdidos, desahuciados. El fondo de todo esto es: Da la oportunidad, pero aprende a retirarte cuando no funciona. Todo es cosa de ser íntegro y honesto.

Lo sé, suena fácil. Yo sé que la mente y el corazón son a veces ejércitos que se trenzan en una batalla llevada a cabo en la arena del alma. A veces son conflictos irreconciliables. Cada quien sabe lo que hace, cada quien recorre su propio camino, que generalmente es muy diferente a cualquier otro, cada quien es responsable de hacer o dejar de hacer lo necesario para alcanzar (o no alcanzar) lo que está buscando. Creo que aquí la pregunta sería: ¿Sabes lo que quieres? ¿Buscas eso que deseas? ¿Qué estás dispuest@ a hacer para alcanzarlo? ¿Que estás dispuest@ a sacrificar?

Y a pesar de lo mucho que pueda exponer mi manera de pensar, realmente no me interesa convencer a nadie y simplemente vuelvo al motivo inicial de éstas líneas: Respeto.
Yo quiero siempre respetar las acciones y las ideas de cualquier persona. Quizá en el fondo porque me gustaría respeto por las mías. Pero sobre cualquier cosa, la razón fundamental es que todos tenemos el mismo derecho a ejercer nuestra individualidad; pensar, hablar y actuar libremente (como propio derecho), pero también ser íntegro y llevarlo a cabo (como intrínseca obligación)... si, ya sé: suena fácil. Pero en mi utopía ésto tiene que existir.

Entonces quiero pedirle una disculpa a esa chica. Por no respetar que ella puede hacer de su vida lo que mejor le parezca. Otra disculpa cabría también para él, ya que todo esto lo hice motivado por una enorme atracción hacia ella. Me queda tranquila la conciencia sólo porque no hablé mucho más de todo lo que por entonces cruzaba mi cabeza. Nunca le dije que me gusta o que se "merece" algo mejor. No le dije que me dan ganas de hacerla feliz, ni que me duele ver que sufra por la inconciencia de un buen hombre que no puede controlar su manera de beber y por lo mismo se autodestruye a la vez que destruye todo lo que hay a su alrededor. No le dije muchas otras cosas, pero tampoco las diré aquí, porque podrían dar lugar a otros cuantos párrafos y creo que ya fue suficiente. Aún así, eso no quiere decir que no sean verdad. Tampoco que yo esté en lo correcto, ¿verdad? Pero las ideas y las acciones dan lugar al modus vivendi. Lo verdaderamente importante, lo que dará lugar a la comunicación y el aprendizaje, es el respeto.



"En las personas -así como en las naciones- el respeto al derecho ajeno es la paz"

B. Juárez


"El respeto al derecho ajeno, es la conservación de los dientes"

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