De Madrugada
Desde el sábado mi compañía en las nochas ha sido la Caph. Su cuerpo calientito me retiene en la cama hasta que ha estado a punto de hacerse tarde.
Ayer no me costó mucho trabajo levantarme. Fue un día parecido a un sueño en donde toqué la batería unas cinco horas y después me distraje un poco viendo el Super Bowl XXXIX en la casa del embajador de Estados Unidos en México, entre meseros apurados llevando bebidas y canapés, tomándome fotos con las cheerleaders de los Broncos de Denver, hablando de todo y de nada con mi buen amigo Claudio.
Así que fue un fin de semana curioso y enternecedor en donde vuelvo a acostumbrarme a la soledad. Hoy me levanté más temprano que de costumbre y tomé casi la misma ruta que solía recorrer camino a la preparatoria. Me ví a mí mismo como hace quince años: entrando en la estación Camarones aún cubierto por la noche, con mi mochila en la espalda y un libro bajo el brazo. Me bajé en la estación Auditorio y el alba comenzaba a asomarse entre el Hotel Nikko y el Presidente Intercontinental. Con la velocidad vertiginosa del clásico ruletero, en menos de cinco minutos ya caminaba a un lado del Ángel de la Independencia, internándome en la Zona Rosa.
Hoy vuelvo a mi rutina, un poco variada por tantos cambios, pero aún resignada y constante: la vida diaria del trabajo, de sol a sol, como dicen. Hoy no siento una angustia terrible ni un miedo aplastante. Es sólo una especie de pausa, de respiro. El corazón se me encoge por las emociones y la vida, que vuelve a salir por detrás de un telón hasta ahora cerrado. Es hora de que participemos en la función. Muchas cosas aún están en mis manos y las ganas de vivir no me han abandonado. Hoy empiezo una nueva época, llena de sentimientos encontrados y de ideas opuestas. Hoy empiezo a librar otra batalla dentro de mi guerra interna. Pero la recibo con los brazos abiertos porque -sea como sea- siempre será bueno seguir luchando contra uno mismo y contra la vida, llevándonos la contraria.
Es bueno tener algo porqué vivir. También para este caso, pretextos hay muchos.
<< Home