El Alcohol y las drogas
Siempre es posible decidir las cosas que te dan felicidad y bienestar. Del mismo modo, directa o indirectamente elegimos a nuestros propios demonios. En muchas ocasiones me ví envuelto en un peligroso juego con substancias que me daban todo tipo de sensaciones y de estados. Tratándo de controlar y experimentar la libertad que te otorgan éstos diferentes estados, me fui perdiendo poco a poco, hasta que casi termino con mi propia vida.
A pesar de tantas cosas que experimenté durante mi adolescencia (y un poco después), nada fue más terrible para mí que el alcohol. La considero la peor droga, la substancia que más veces me hizo perder consciencia y cordura, la llave del mal para mí.
Haciendo despliegue de embriaguez, el alcohol siempre sacó lo peor de mi persona. Las cosas más estúpidas que he hecho han sido en estado de ebriedad. La última fue un intento de suicidio.
El 24 de abril del próximo año, harán cuatro desde que dejé de tomar. Casi cuatro años de evitar todo contacto con el etílico, que ha sido uno de mis más grandes logros.
Ahora me arrepiento de tantas cosas desagradables que hice, de tantos sentimientos y corazones rotos. Hoy me siento orgulloso y alimviado de haber cambiado mi estilo de vida. Cambio; creo que esa es la palabra que más me ha descrito. Una asombrosa capacidad para mutar y modificar acciones y costumbres. Este monumental logro lo hice gracias a mis amigos, a mi familia y a mi fuerza de voluntad.
Hoy me siento satisfecho de estar en una sola pieza. Lo suficientemente cuerdo aún para escribir un par de líneas a todos ustedes. Soy un ruidoso testigo del cambio, de mi propio cambio.
Hoy me agradezco mis decisiones, agradezco el nuevo rumbo que mi vida ha tomado. Agradezco la oportunidad de estar vivo de nuevo. De traer una vida al mundo y tener la oportunidad de darle todo lo que soy.
Hoy mi vida sigue cambiando y sigo viendo al ayer como la escalera que tanto trabajo me ha costado remontar para llegar a donde ahora estoy. Ante una nueva vida y nuevos sueños e ilusiones. La vida me ha tratado bien, aunque a veces me ha enseñado con mano dura.
Hoy soy un hombre diferente, como en cada etapa de mi vida. Un eterno cambio que nunca termina de definir a mi persona, pero asì soy; un eterno buscador cambiante. Y me gusta ser así porque eso es lo que me define: tener el mando de las riendas de mi vida.
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