Recuerdos
Ayer fue la fiesta de cumpleaños de Andrés. Después de veinte años de intensa y particular amistad, no puede uno menos que evocar todo tipo de memorias ante un excelente "Beuf en Dôbe" y traerlas a colación entre la tarta de almendras y el café expresso.
Hoy que hago resemblanza he pasado de los recuerdos del León Felipe, el Anne Sullivan y la Universidad La Salle hasta enero de este año, cuando aún sin conocimiento del enorme cambio que experimentaría mi vida al volver con Adriana, me refrescaba en las olas de Santiago, Colima; entre asistir a la universidad y trabajar en la ahumadora de atún.
Parece que fue ayer cuando tuvimos la acalorada discusión por traer un bebé al mundo cuando apenas podía mantener mi propia vida. Ahora ya no hay vuelta atrás. Como bien me dijeron Andrés y Mónica: "Hay niños que hacen su propia voluntad desde el día en el que fueron concebidos". Parece que así es mi Jessica, igualita a su padre pero elevada a la octava potencia.
Hoy me cuesta trabajo no arrepentirme del curso nuevo de mi vida, pero no lo hago. Hoy me toca hacer esto: aceptar mi realidad y trabajar por el futuro. Hoy me toca darle un nuevo rumbo a mi vida y luchar por hacer que mi hija sea el ser humano que yo nunca seré.
Nuevos, buenos y diferentes tiempos se acercan. Hoy soy una persona diferente que a principios de este año, pero la vida sigue y faltan aún innumerables recuerdos. Ahora me toca disfrutar la vida en su nueva presentación, con un nuevo ser al cual le faltan treinta y dos días por enfrentar la deliciosa incertidumbre del universo, en el principio de un camino desconocido para ambos, pero que promete estar plagada de buenos recuerdos; aún más recuerdos que sigan llenando mi memoria.
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